Ya habíamos comentado cómo se debe elegir un buen cirujano, pero esta vez, quiero poneros a examen como pacientes. ¿Habéis comprobado la titulación y experiencia de vuestro cirujano antes de operaros? Quizás dejándonos guiar por un anuncio o por la buena experiencia de un conocido nos aventuramos a entrar en la sala de operaciones sin conocer bien en manos de quien dejamos nuestro cuerpo y sobre todo, nuestra salud.
Imaginad por un momento que una persona que detrás de una reconocida clínica hubiese un cirujano que ha estudiado medicina pero que ha terminado su especialización recientemente, haciendo las prácticas obligatorias para obtener su título pero sin haber realizado ninguna operación «extra» y nos lo asignan. No es ético actuar así y me costaría creer que pudiera llegar a pasar, ¿pero y si ocurriera? Nadie mejor que nosotros podemos garantizarnos la seguridad de la investigación y la información.
Otro caso podría ser alguien que se anuncia como médico y se le considera como tal pero no revela su número de colegiado ni muestra ningún tipo de título, algo que sí ha ocurrido en más de una ocasión. ¿Qué garantías tenemos en estos casos? ¡Ninguna!
Por ello, la mejor forma de saber que estamos en buenas manos es:
- Pedir referencias en la consulta y la clínica.
- Asegurarnos de quién será la persona que nos intervenga.
- Consultar si verdaderamente la persona que nos va a operar está colegiada, algo que podemos consultar directamente en el Colegio de Médicos de la provincia de la clínica o preguntar directamente en ella dónde están colegiados. Si no nos dan el dato, es una razón para desconfiar.
- Intentar averiguar si ha habido algún comportamiento o acusación por imprudencia frente a la clínica o el médico que nos intervendrá.
Estos son sólo algunos consejos para asegurarnos de que vamos a estar en buenas manos, aumentando las posibilidades de obtener un buen resultado pero sobre todo, protegiendo nuestras salud al máximo.