Los hilos tensores se utilizaban, años atrás, para tratar parálisis faciales. Están compusetos de polipropileno, un material biocompatible con el cuerpo humano que empezó posteriormente a usarse en operaciones vasculares y oftalmológicas.
Estos hilos se utilizan también en tratamientos faciales para elevar los tejidos relajados de la zona facial. Los mejores candidatos para esta técnica son pacientes de mediana edad, es decir, de entre 35 y 45 años, que empiecen a presentar signos de descolgamiento pero que no son quieren pasar por el tradicional lifting.
La operación tiene lugar con anestesia local realizando microincisiones en el cuero cabelludo, donde se introducen los hilos. Se tracciona de ellos hacia arriba y se levantan los tejidos descolgados. Esta intervención dura sólo 45 minutos y el paciente vuelve a su vida normal en 4 o 5 días. Las complicaciones son pocas porque es una técnica poco invasiva y los mejores resultados se obtienen en la cara, aunque se empiezan a usar también en los glúteos con el mismo fin.
Estos tejidos son los únicos que han obtenido la aprobación del FDA (Food and Drug Administration).